Infodemia: Cuando la desinformación y las “fake news” se convierten en una enfermedad
El problema de la desinformación y de las noticias falsas (fake news) ya existía con anterioridad al coronavirus. Lo que ha sucedido desde marzo de 2020 es que la pandemia de Covid-19 ha generado un sentimiento mundial de incertidumbre, que ha promovido y dado visibilidad a una “enfermedad” que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha bautizado oficialmente como “Infodemia”.¿Qué es la infodemia? Estamos hablando de una epidemia, si podemos llamarla así, que viene provocada por un excesivo volumen/demanda de información sobre un mismo tema, al que se suman de forma más o menos interesada altos niveles de desinformación y de noticias falsas (fake news).
La infodemia es un problema my grave y por esta razón en el verano del pasado año la OMS decidía celebrar la Primera Conferencia sobre Infodemiología (así se llama la ciencia encargada de analizar y gestionar la infodemia).
En esta Conferencia participaron un millar de expertos de diferentes disciplinas (medicina, derecho, periodismo, marketing e epidemiología), que se enfrentaron a la infodemia como si de una enfermedad vírica muy contagiosa se tratara.
El objetivo de esta Conferencia era definir de cara al futuro las herramientas y las estrategias que permitan atajar la infodemia en todas sus vertientes, en un momento en que los ciudadanos de todos los países, fundamentalmente los más avanzados y democráticos, y gracias a las tecnologías de la comunicación, estamos inmersos en las sociedades de la información.
El exceso de información produce desinformación
En todas las facultades de Periodismo ha sonado alguna vez la misma frase: “El exceso de información produce desinformación”. Pero esta desinformación puede venir derivada de un consumo excesivo de información, pero también producida por el consumo de contenidos falsos propagados de forma interesada.
La sobreabundancia de información en relación con el Covid-19 no tiene precedentes y esta circunstancia es un factor que la OMS considera, junto a las “fake news”, fundamental a la hora de definir una situación de infodemia.
La preocupación es grande a nivel mundial y ello explica que Naciones Unidas haya decido crear la denominada Red de Información sobre Epidemias (EPI-WIN), cuyo objetivo es difundir y amplificar las informaciones basadas en evidencias científicas y al mismo tiempo rastrear y responder a las informaciones erróneas o falsas.
Y es que la infodemia, como sucede con el Covid-19, también tiene capacidad de generar perjuicio para la salud de las personas. Expertos norteamericanos calculan que 800 personas habrían perdido la vida en los primeros meses de 2020 víctimas de la desinformación y las “fake news” sobre el Covid-19 y que al menos 5.800 habrían tenido que ser hospitalizadas al ingerir metano o productos de limpieza como antidotos frente al virus.
¿Las redes sociales culpables?
Por otro lado, y a pesar de que en la Unión Europea un 70% de los ciudadanos consideran “creíbles” las redes sociales, lo cierto es que estas redes han sido los grandes propagadores de “fake news” durante el tiempo que llevamos de pandemia. Pero lo cierto es que este “contagio” no ha venido con el Covid-19. Antes de la pandemia un informe del Colegio de Médicos de Barcelona y del Departamento de Salud de Cataluña, ya alertaba de que si buscábamos en Youtube por el concepto “curar cáncer”, al menos el 74% de los cincuenta primeros resultados eran contenidos con mensajes pseudocientíficos.
Por otro lado, un reciente análisis de Avazz, un conocido grupo de derechos humanos, denunciaba que las páginas de desinformación sobre salud generaron durante el último año un total de 3.800 millones de visitas en Facebook, y que solo en el mes de abril de 2020 las visitas a estas páginas sumaron 460 millones.
Según Avaaz, en Estados Unidos las visitas a diez de las principales web con noticias falsas multiplicaron por cuatro las visitas a las web de las diez instituciones científicas y de salud oficiales del país.
Qué sucede en España
En nuestro país los datos del último informe Digital News Report España 2021 recogen que el 67% de los usuarios españoles están preocupados por la desinformación. La media de este estudio, que se realiza en un total de cuarenta y seis países, es del 58%.
De este porcentaje de usuarios un 60% reconoce haber estado expuesto a “fake news” sobre el coronavirus y un 50% a contenidos maliciosos sobre asuntos políticos. Otros temas sobre los que los ciudadanos españoles reconocen haber recibido informaciones falsas tienen que ver con la inmigración (33%), personajes famosos (31%) y el cambio climático (25%).
Llama la atención que en España las mujeres (70%) se muestren más preocupadas por la desinformación que los hombres (63%) y que la inquietud por los bulos se incremente conforme las personas cumplen años.
En este sentido el 56% de los jóvenes entre 18 y 24 años declara estar preocupado por los contenidos falsos que recibe, mientras que en el rango de edad entre 55 y 64 años esta preocupación alcanza al 74% de las personas encuestadas.
Por otra parte, la preocupación por la desinformación también tiene que ver con el nivel educativo y de renta. En este caso en los niveles altos el porcentaje es del 73% y en los niveles más bajos del 61%.
También llama la atención que los españoles (42%) seamos los ciudadanos con una mayor preocupación por los bulos sobre el Covid-19 que tienen un origen político, al tiempo que los votantes y simpatizantes de izquierda (72%) se muestren más preocupados por la “infodemia” que los votantes y simpatizantes de derecha (62%), lo que aporta a la desinformación una variable ideológica interesante de analizar.
En relación con las redes sociales y con las aplicaciones de mensajería (Whatsapp, Messenger, etc), el 50% de los españoles las consideran propagadoras de noticias falsas o erróneas, frente al 20% de los medios informativos, lo cual es una excelente noticia para las empresas del sector de la comunicación.
Finalmente, en este sentido las exigencias de los encuestados hacia los medios de comunicación tienen que ver con conceptos como pluralidad (76%), neutralidad (70%) y ecuanimidad (62%).