Ciencia y medios de comunicación: Encuentros en la tercera fase
En un país que dedica el 1,22% de su PIB a investigación y donde el 25% de los ciudadanos opinan que la ciencia aporta beneficios y perjuicios a partes iguales, unos diez millones de españoles se muestran cada vez más interesados por la ciencia y demandan a los medios de comunicación contenidos científicos. Sobre esta base prensa escrita y digital, radios y televisiones -públicas básicamente- desarrollan propuestas informativas que tienen a la ciencia y a la tecnología como protagonistas de la actualidad.En la España de hace un siglo Ramón y Cajal afirmaba que al carro de la cultura le faltaba la rueda de la ciencia. Afortunadamente hoy vivimos en una sociedad científica y en este escenario el trabajo de los medios de comunicación es informar de los avances científicos y analizar cuál es su impacto.
En este contexto el interés por la ciencia y la tecnología está aumentando entre la población española, un interés que se ha acrecentado con el avance del cambio climático y el deterioro medioambiental y con la crisis sanitaria y humana provocada por el coronavirus.
Diez millones de españoles interesados por la ciencia
Esta demanda informativa ya se reflejaba en 2014 en un estudio realizado por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, donde se apuntaba que en ese momento existían cinco millones de españoles interesados por contenidos informativos relacionados con la ciencia y la tecnología.
A día de hoy esta cifra podría haberse duplicado si tenemos en cuenta que el último Estudio de la Percepción Social de la Ciencia en España, informe de carácter bienal que es realizado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECyT), ya recogía en sus conclusiones que en 2018 al menos el 16,3% de los españoles declaraba tener interés por las noticias sobre ciencia y tecnología, un porcentaje que significaba unos 7-7,5 millones de ciudadanos.
Y todo ello en un país que aspira a invertir el 2% de su PIB en investigación (actualmente este porcentaje es del 1,22%), dónde tan sólo hay dos investigadores por cada 100.000 habitantes, dónde el 70% de la investigación se realiza en las universidades y donde, mucha atención a este dato, el 25% de la población está convencida de que la ciencia nos aporta tantos beneficios como perjuicios.
La ciencia en los medios de comunicación
En ese mismo estudio se hacía hincapié en que el 75,7% de las personas que demandan información científica lo hacía a través de la televisión, que el 63,4% lo hacía utilizando internet, redes sociales, blogs especializados y prensa digital y que un 28-30% accedía a los contenidos científicos por las emisoras de radio o a través de la prensa escrita, tanto revistas como periódicos diarios.
Llama la atención la excesiva presencia que tienen las televisiones en el acceso a informaciones de índole científica, cuando en realidad tan sólo el 2-3% de la programación -principalmente en las televisiones púbicas- está dedicada a este tipo de contenidos, frente al 45% del tiempo televisivo que dedican a noticias políticas y deportivas.
Fue a lo largo de la década de los noventa cuando la relación de los medios de comunicación con la ciencia dejó de ser puntual, para pasar a consolidarse en proyectos editoriales más ambiciosos. En prensa escrita primero fueron las secciones con personalidad propia y después los suplementos semanales, un proceso evolutivo que corrió paralelo al desarrollo de las nuevas tecnologías de la información.
Con características propias este mismo proceso se produjo también en la radio, mientras que en los distintos canales de televisión el interés de los espectadores por la ciencia acabó fraguando en una “primavera” de programas de temática científica.
El periodista científico y el divulgador científico
Esta eclosión de los contenidos científicos ha creado en los medios de comunicación dos nuevas clases profesionales. Por un lado estarían los “periodistas científicos” y por otra los “divulgadores científicos”.
Actualmente, todos los medios importantes disponen en sus filas de periodistas especializados en temas de ciencia y tecnología y de divulgadores científicos, personas que tienen conocimientos suficientes como para ejercer con rigor una tarea divulgadora al margen de la investigación y la enseñanza.
Ahora la preocupación es que esos contenidos científicos sean comprensibles y amenos para el gran público, sin por ello perder el necesario rigor que siempre debe tener la ciencia. Por otro lado, cada vez más los científicos españoles se muestran “accesibles” para los medios de comunicación, cuando no hace mucho era justamente lo contrario, de forma que en los últimos tiempos sus rostros se han convertido en habituales en prensa, radio y televisión.
Y es que como afirma el periodista científico Vladimir de Semir, “la comunicación científica es de suma importancia. Informa al gran público sobre cuestiones relacionadas con la ciencia y la tecnología y, además, informa a los científicos acerca de las percepciones y expectativas sociales que el gran público tiene sobre la ciencia”.